La Identidad Digital es el conjunto de informaciones publicadas en Internet sobre nosotros y que componen la imagen que los demás tienen de nosotros, por ejemplo datos personales, imágenes, noticias, comentarios, gustos, amistades, aficiones, etc.
Todos estos datos nos describen en Internet ante los demás y determinan nuestra reputación digital, es decir, la opinión que los demás tienen de nosotros en la red.
Ante el aumento de las redes sociales, surge la necesidad de concienciarse y formarse de la importancia de crear, cuidar, gestionar y proteger la identidad digital para poder controlar que información tiene Internet sobre nosotros. (Álvarez Herrero, 2022).
La identidad digital es la huella que toda persona deja en su uso e interacción en los medios digitales.
Cuando se restringe a una actividad profesional, se habla de la identidad digital profesional.
Cuando esta actividad profesional es la académica y de investigación, se habla de la identidad digital del investigador.
Las principales características de la Identidad Digital se pueden resumir en:
Es la firma elegida por el investigador a lo largo de su carrera profesional.
El uso de diferentes firmas disminuye la visibilidad del autor, dificulta la recuperación de sus publicaciones y dificulta determinar el número total de citas recibidas.Los responsables de esta falta de normalización son el propio investigador que utiliza distintos nombres a lo largo de su carrera y las mismas bases de datos (por ejemplo las anglosajonas suelen recoger sólo el último apellido).
El investigador ha de ser consciente de elegir una firma que lo identifique y usarla a lo largo de toda su carrera profesional. Para ello existen diferentes sistemas de identificador de autor, por ejemplo Orcid, Scopus, WOS, Google Académico, Dialnet Plus, Research Gate, ISNI entre otros.
Una herramienta que nos puede ser de gran utilidad para cuidar nuestra identidad digital, es la ventana de Johari, creada por los psicólogos Joseph Luft y Harrington Ingham, con la que determinaban la información que revela una persona de sí misma al exterior. Se trata de un modelo que intenta explicar el flujo de información desde dos ópticas: «Yo», la retroalimentación o feedback: cómo y cuánto nos conocemos nosotros mismos (cuánto se acepta de los demás). «Los demás», la exposición: cómo y cuánto nos exponemos a los demás (cuánto se muestra a los otros).
Los cuatro cristales en esta ventana son:
Todas estas acciones que conforman nuestra identidad digital estarán influyendo directamente en lo que se conoce como reputación online.
"La reputación online es la imagen y el nivel de prestigio de una marca en internet. Se crea mediante la expresión de diversas opiniones sobre la marca. Según sea la calidad de los productos o servicios, los comentarios pueden dar como resultado una reputación positiva o negativa."
Aunque esta reputación en Internet depende de las opiniones y consideraciones de otras personas, también depende de la propia reputación de nuestros contactos de internet, mensajes personales, incluso del resto de datos que se van dejando públicamente en la red sin ser conscientes de ello.
Por ello con una adecuada gestión de la privacidad se permitirá limitar la exposición que hacemos de una manera inconsciente de nuestros datos personales.